Lubrica y protege el sistema de inyección.
Evita la formación de depósitos de carbono en las válvulas y permite una mejor pulverización del combustible en el motor mediante la limpieza de los inyectores.
Reduce las emisiones nocivas de los gases de escape.
Mejora el índice de cetano para una mejor combustión y una reducción del consumo.
Repele el agua de condensación y, por tanto, evita la formación de bacterias que pueden provocar graves daños en la bomba de combustible.
Protege contra la corrosión (prueba ASTM D665) y la oxidación (prueba ASTM D2774).
Ofrece una protección anticongelante de hasta -27°C, reduciendo la temperatura límite de filtrabilidad (LFT).